LA PEOR TRAGEDIA
Cuando
oímos de terremotos, inundaciones, aviones estrellados, y otras tragedias, nos lamentamos por la pérdida de tantas vidas.
¡Sin embargo la peor tragedia es la muerte de alguien que fue advertido del peligro pero pereció en un desastre, por
no creer! La incredulidad a lo que Dios dice en la Biblia es fatal.
SODOMA Y GOMORRA
El Juicio de Dios contra Sodoma y Gomorra fue terrible. De momento Dios envió fuego y azufre del Cielo y destruyó a todos
los habitantes de esas ciudades. Pero la peor tragedia no fue que esos habitantes perecieran por su pecado. "Porque la paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23). sino que algunos pudieron ser salvos. Lot, el
sobrino de Abraham, había advertido a sus dos yernos: "Salid de este lugar; porque el
Señor va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se burlaba" (Génesis 19:14). Así que ambos
yernos murieron, aunque pudieron ser salvos por la Gracia de Dios, si hubiesen creído.
EL DILUVIO
El Diluvio fue una catástrofe mundial. La Biblia dice: "Aquel día fueron rotas todas las fuentes
del Grande Abismo, y las Cataratas de los Cielos fueron abiertas, y hubo lluvia sobre la Tierra 40 días y 40 noches" (Génesis
7:11-12). ¡Cómo la gente debió haber luchado desesperadamente por salvar sus vidas! Pero el Señor Jesús más tarde dijo:
"Vino el Diluvio y se los llevó a todos." ¿Fue la pérdida de vidas en ese Diluvio
la peor tragedia? —No, la peor tragedia fue que por 120 años, mientras Noé construía el Arca, anunciaba que vendría
un diluvio. La puerta del Arca permaneció abierta 7 días adicionales, antes que Dios mismo la cerrara, pero la gente no entró
al Arca porque no creyó a Noé "predicador de Justicia" (2 Pedro 2:5).
No cabe duda que aquellas personas que se burlaron de Noé por construir un Arca lejos del mar. Serían los mismos, que cuando
Dios cerró la puerta y comenzó a llover y el nivel del agua aumentaba, tocaron inútilmente a la puerta del Arca. Pero la Biblia
dice que lo que Dios cierra ninguno puede abrir, y lo que abre ninguno puede cerrar (Apocalipsis 3:7).
De acuerdo a la Palabra de Dios en la Biblia, "No
hay hombre justo en la Tierra, que haga el bien y nunca peque" (Eclesiastés 7:20). Pero Dios en su grande Amor
para con nosotros, envió a su Hijo JesuCristo, el cual llevó a cabo la más Grande Obra a favor de la humanidad. Por su su
Sufrimiento y su Sangre derramada, Jesús logró traer salvación a todo aquel que cree y le recibe por Fe, porque su
Sacrificio en la cruz fue el pago que saldó totalmente nuestra deuda de pecado contra Dios, y luego resucitó vivo,
de entre los muertos, para nuestra Justificación (Romanos 4:25).
Hasta el día de hoy, Dios ha causado que el Evangelio de Señor JesuCristo
sea predicado por todo el Mundo. La advertencia continúa siendo anunciada: "Os rogamos en nombre
de Cristo: Reconciliaos con Dios" (2 Corintios 5:20). La comisión de la Iglesia verdadera de JesuCristo
en la tierra pronto llegará a su conclusión. Los eventos que están sucediendo en el Mundo hoy día cumplen con precisión la
Palabra Profética, de manera tal que cualquiera puede ver que estamos viviendo en los postreros días, cuando la puerta de
Salvación será cerrada en preparación para el Juicio final.
Amado lector, ¿Has aceptado la Misericordia que Dios te ofrece en Cristo
Jesús? ¿Has recibido al Señor JesuCristo como tu salvador personal? Quizás usted dirá: —“No” o “Yo
no sé.” Mi amigo si usted no sabe esto es porque usted está perdido. Entonces la peor tragedia te sucederá a
ti, y estarás en el Infierno para siempre jamás. "Allí será el lloro y el
crujir de dientes." Escápate de esa tragedia en el Arca de Salvación que hoy día es Cristo, el cual dijo: "Yo Soy la Puerta; el que por Mí entrare, será salvo"
(Juan 10:9). El Profeta Isaías dijo: "Buscad al Señor mientras puede ser hallado,
llamadle en tanto está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase
al Señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar" (Isaías 55:6-7). Jesús te invita: "Venid a mí todos los que
estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de Mí, que soy manso
y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mateo 11:28-29). También Jesús dijo: "y al que a Mí viene, no le echo fuera" (Juan 6:37).
Si al leer estas líneas usted sabe que el mensaje esta dirigido a usted, entonces arrodíllese y llame
al Señor. Dígale (en sus propias palabras): Sí, Señor Jesús, te acepto en mi vida como mi Salvador personal. Perdóname, sálvame y límpiame de todos
mis pecados... gracias Padre Santo, en el nombre de Jesús. Amén.
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Dios tiene un plan para Usted
Una de los descubrimientos más maravillosos
para un creyente en Jesucristo, es que Dios tiene un plan para su vida. Él le conoce, le ama, le guía, y ve lo que usted debe
hacer en cada situación. Pero no sólo tiene una voluntad para usted, también hace posible que usted sepa cuál es esa voluntad.
Primero: Dios tiene una voluntad moral. Hay verdades universales,
tales como los Diez Mandamientos, que se aplican a todo hombre y toda mujer en la tierra. Muchas personas no obedecen estos
preceptos, pero ignorarlos no los hace nulos. En realidad, las personas que los desprecian viven en un permanente estado de
rebelión contra la voluntad de su Creador.
Segundo: Dios tiene una voluntad específica y personal para cada
persona. El plan para usted es diferente del todo a el plan para mí. Ambos proceden de Dios, pero hechos a la medida
de nuestras personalidades exclusivas.
Ya que todos cometemos errores, vemos que la voluntad personal
de Dios contiene cualidades circunstanciales. Si nos apartamos de la voluntad del Señor, ¿significa que nunca más podremos
caminar con Él? No, claro que no. En vez de eso, Dios trabaja dentro de nuestras vidas, guiándonos a través de las diversas
circunstancias que enfrentemos. Cuando nos desviamos, Él obra por medio de ese error para traernos de nuevo a la comunión
con su voluntad. Su verdad nunca cambia, pero sus métodos de llevarnos a esa verdad son modificados de acuerdo con nuestra
situación.
No permita que las dificultades le priven del plan de Dios para
su vida. Él quiere fortalecerle para el futuro. En esa debilidad busca fortalecerte en Cristo que es el único que puede ayudarte
a vencer, no dejes que ellas sean mas fuerte que tu por que él que esta contigo es mayor que cualquier cosa terrenal. Dios
te bendiga querido(a) amigo(a).
Predica siempre a Jesús no temas hablar de Él, dile a Dios quiero
hablar de Jesús y él te dará la oportunidad cuando tu menos la esperes.
Cómo estar seguros de que Dios se interesa por nosotros.
¿Dios de verdad se interesa por nosotros?
Es natural que busquemos la ayuda de Dios cuando nos hallamos
en aprietos. Al fin y al cabo, él “es grande y es abundante en poder; su entendimiento es superior a lo que se puede
relatar” (Salmo 147:5 ). Él es quien mejor puede ayudarnos a afrontar los problemas. Además, la Biblia nos invita a
‘derramar’, o abrir, nuestro corazón delante de él (Salmo 62:8 ). Entonces, ¿por qué tantas personas tienen la
impresión de que Dios no contesta sus oraciones? ¿Hay motivos para pensar que no le importamos?
En vez de apresurarse a culpar a Dios por su supuesta apatía, recuerde cuando usted era pequeño y sus padres no le concedían
todo lo que les pedía. ¿Los acusaba de no amarlo? Muchos niños lo hacen. Pero cuando usted creció, comprendió que el amor
se expresa de muchas maneras, y que concederle a un niño todos sus deseos no es realmente amoroso.
Del mismo modo, el hecho de que Jehová no siempre conteste nuestras oraciones como quisiéramos no significa que no nos haga
caso. La verdad es que Dios manifiesta su interés por nosotros de muchas maneras.
“Por él tenemos vida”
En primer lugar, gracias a Dios “tenemos vida y nos movemos y existimos” (Hechos 17:28 ). Sin duda, al darnos
la vida ha demostrado su interés amoroso por nosotros.
Además, Jesús nos proporciona lo necesario
para que nos mantengamos vivos, pues leemos: “Él está haciendo brotar hierba verde para las bestias, y vegetación para
el servicio de la humanidad, para hacer salir alimento de la tierra” (Salmo 104:14 ). De hecho, el Creador no solo satisface
nuestras necesidades básicas, sino que generosamente nos da “lluvias desde el cielo y épocas fructíferas, llenando por
completo [nuestros] corazones de alimento y de alegría” (Hechos 14:17).
Con todo, algunos
quizá se pregunten: “Si Dios nos ama tanto, ¿por qué permite que suframos?”. ¿Sabe usted la respuesta?
¿Tiene
la culpa Dios? Gran parte del sufrimiento de los seres humanos se lo provocan ellos mismos. Por ejemplo, todo el mundo
sabe los peligros que encierran ciertas actividades de alto riesgo. Aun así, la gente comete actos de inmoralidad sexual,
abusa del alcohol, consume tabaco y otras drogas, participa en deportes peligrosos, conduce a toda prisa, etc. Si dicho comportamiento
arriesgado acarreara sufrimiento, ¿quién tendría la culpa: Dios, o la persona que actúa con imprudencia? La Palabra inspirada
de Dios dice: “No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará”
(Gálatas 6:7).
Además, los seres humanos a menudo se hacen daño unos a otros. Cuando una nación
declara la guerra a otra, Dios de ninguna manera es culpable del sufrimiento resultante. Si un delincuente ataca a un conciudadano,
¿es Dios responsable de que esa persona resulte herida o muerta? ¡Claro que no! Cuando un dictador oprime, tortura y asesina
a sus súbditos, ¿deberíamos culpar a Dios? No sería razonable (Eclesiastés 8:9).
¿Qué podemos
decir de que millones de personas vivan en condiciones de extrema pobreza o estén muriéndose de hambre? ¿Es Dios el culpable?
No. Nuestro planeta suministra alimento más que suficiente para todo el mundo (Salmo 10:2, 3; 145:16 ). Lo que lleva a las
hambrunas y la pobreza es la distribución desigual de las generosas provisiones divinas. Y el egoísmo del hombre impide resolver
este problema.
El interés del Señor por nosotros se evidencia de muchas maneras La causa fundamental
Ahora bien, ¿quién tiene la culpa de que la gente enferme o muera de vejez? ¿Le sorprendería saber que Dios tampoco es responsable
de eso? Dios no creó al hombre para que envejeciera y muriera.
Cuando colocó a la primera
pareja humana, Adán y Eva, en el jardín de Edén, les dio la perspectiva de vivir para siempre en un paraíso terrestre. No
obstante, Dios obviamente deseaba que la Tierra estuviera poblada de seres humanos que apreciaran su legado. Por eso, impuso
una condición a dicha perspectiva de vida futura. Adán y Eva vivirían en el Paraíso solo si continuaban obedeciendo a su amoroso
Creador (Génesis 2:17; 3:2, 3:17-23).
Lamentablemente, aquellos primeros humanos se rebelarón.
Eva optó por escuchar a Satanás el Diablo, quien le mintió y le dio a entender que Dios estaba reteniendo algo bueno de ella.
De modo que Eva emprendió un derrotero de independencia e intentó “ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo”.
Después Adán se unió a ella en la rebelión (Génesis 3:5-6).
Al pecar, Adán y Eva demostrarón
que no eran dignos de vivir para siempre. Sufrieron las desastrosas consecuencias del pecado. Su fuerza y vitalidad fueron
disminuyendo y con el tiempo murierón (Génesis 5:5). Sin embargo, su rebelión tuvo repercusiones mucho más serias. Nosotros
aún sufrimos los efectos del pecado de Adán y Eva. El apóstol Pablo escribió: “Por medio de un solo hombre [Adán] el
pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían
pecado” (Romanos 5:12 ). En efecto, debido a la rebelión de Adán y Eva, el pecado y la muerte se propagarón como una
enfermedad maligna entre toda la familia humana.
La prueba más contundente del interés de Dios
¿Significa lo anterior que la creación humana de Dios había quedado dañada de forma irreparable? No, y esa es la prueba más
contundente de que Dios se interesa por nosotros. Aunque significó un gran sacrificio para Él, El Señor suministró
el medio para redimir a la humanidad del pecado y la muerte. El precio de redención fue la vida perfecta de Jesús, ofrecida
de buena gana a favor nuestro (Romanos 3:24 ). Por ello, el apóstol Juan escribió: “Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no
envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él” (Juan 3:16-17). Gracias a esta
sobresaliente muestra de amor, los seres humanos tenemos de nuevo la perspectiva de vivir eternamente. Pablo escribió a los
romanos: “Mediante un solo acto de justificación el resultado a toda clase de hombres es el declararlos justos para
vida” (Romanos 5:18).
Podemos estar seguros de que, cuando llegue el momento fijado
por Dios, no habrá más sufrimiento ni muerte en el planeta Tierra. Más bien, reinarán las condiciones que se predicen en el
libro de Apocalipsis: “Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre
los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. Él enjugará toda lágrima
de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá mas duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado”
(Apocalipsis 21:3-4 ). Tal vez usted diga: “No viviré para verlo”. Sin embargo, la realidad es que quizá sí lo
vea. Y aun si muriera, Dios puede resucitarlo (Juan 5:28-29 ). Eso es lo que él se propone hacer para nosotros, y es lo que
sin duda sucederá. ¡Qué equivocados están quienes dicen que el Creador no se interesa por la humanidad!
Jesús nos ayuda a aguantar hoy día. En el momento fijado por él,
acabará con la enfermedad y la muerte.
“Acérquense a Dios”
Resulta consolador saber que Dios ha puesto en marcha una solución a largo plazo y permanente al problema del sufrimiento
humano. Pero ¿qué puede decirse de la actualidad? ¿Qué podemos hacer si sufrimos la muerte de un ser querido, o un hijo nuestro
se enferma? Pues bien, aún no ha llegado el momento de que Dios acabe con la enfermedad y la muerte. La Biblia señala que
tendremos que esperar un poco más para ver el cumplimiento de esa promesa. Pero el Señor no nos ha dejado sin ayuda.
El discípulo Santiago dijo: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes” (Santiago 4:8). Así es, nuestro Creador
nos invita a tener una relación estrecha con él, y quienes lo hacen siempre perciben su apoyo, incluso en las peores situaciones.
¿Cómo nos acercamos a Dios? Hace unos tres milenios, el rey David planteó una pregunta parecida: “Oh Señor, [...] ¿quién
residirá en tu santa montaña?” (Salmo 15:1). David contestó su propia pregunta al añadir: “El que está andando
exento de falta y practicando la justicia y hablando la verdad en su corazón. No ha calumniado con su lengua. A su compañero
no ha hecho nada malo” (Salmo 15:2-3). En otras palabras, el Señor acepta a los que siguen el proceder que
Adán y Eva rechazarón. Se acerca a quienes efectúan Su voluntad (Deuteronomio 6:24-25, 1 Juan 5:3).
¿Cómo podemos hacer la voluntad divina? Tenemos que aprender lo que es “excelente y acepto a vista de nuestro Salvador,
Dios”, y obrar en consecuencia (1 Timoteo 2:3 ). Esto implica adquirir conocimiento exacto de su Palabra, la Biblia
(Juan 17:3; 2 Timoteo 3:16-17 ). No basta con leerla superficialmente. Debemos imitar a los judíos de Berea del siglo primero
que escucharón lo que Pablo predicó. Sobre ellos se dijo: “Recibierón la palabra con suma prontitud de ánimo, y examinaban
con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así” (Hechos 17:11).
Hoy sucede igual: el estudio profundo de la Biblia fortalece
nuestra fe en Dios y nos ayuda a forjar una relación estrecha con él (Hebreos 11:6 ). También nos ayuda a comprender con exactitud
cómo trata el Señor a la humanidad: no solo pensando en los beneficios a corto plazo, sino en el bienestar
eterno de todos los que están correctamente dispuestos.
Hoy día, por todo el mundo hay millones de personas que concuerdan sin reservas con el salmista,
que dijo: “El acercarme a Dios es bueno para mí” (Salmo 73:28). A tales personas se les ha ayudado a hacer frente
a sus problemas, y tienen la esperanza segura de vivir para siempre en un paraíso en la Tierra (1 Timoteo 4:8). ¿Por qué no
se pone la meta de ‘acercarse a Dios’? La Biblia nos asegura que él “no está muy lejos de cada uno de nosotros”
(Hechos 17:27).
No lo dude: ¡Dios de verdad se interesa por nosotros!
¿COMO TE VE DIOS?
Dios dice que somos super importantes, tanto, que valió la pena enviar a
su hijo Jesús a morir por nosotros en la cruz.
¿COMO TE VE DIOS? Si Jesús te amó tanto, aun antes de que tú lo
amaras, eso significa que realmente eres especial para él. Ahora bien; si amas a Jesús, tomarás en cuenta su opinión. Si él
dice que eres especial y que te ama, es porque tu persona tiene un gran valor. Esa es la verdad.
Si es así, y créeme
que lo es, ¡ese amor maravilloso esta en ti y puedes brindarlo a los demás!. La Biblia dice, en Juan 8.32
CONOCERAN
LA VERDAD, Y LA VERDAD LES HARA LIBRES.
Es importantisimo que sepas que Jesucristo murió para darte nueva vida;
tú eres valioso y él te ama. Estas son verdades que desatan tu vida y te abren las puertas a nuevas y profundas amistades.
¿COMO
TE GUSTARIA VERTE? Para ser un buen amigo o amiga y tener amigos, necesitas tener un concepto adecuado de tu persona y
un carácter bien formado. Cuando eso ocurra tendrás aun más razones para valorarte y estarás en mejores condiciones de
responder a las necesidades de un amigo. Esto te abre el camino para tener relaciones mucho más profundas y enriquecedoras. Pero,
¿cómo formo mi carácter correctamente? Buena pregunta. Te doy una pista que, sin lugar a dudas, es la más valiosa.
NADIE
FORMA TU CARACTER QUE EL ESPIRITU DE DIOS.
¿Estás listo para una explosión que renovará tu vida y todo tu entorno?
Dios sólo espera tu OK para comenzar.
Dios te ama tal cual eres, pero te ama tanto que no quiere dejarte así.
Antes de contarte cómo se propone Dios contribuir a la formación de tu carácter, te invito a pensar en lo siguiente: ¿pensaste
alguna vez para que sirve un espejo? No me digas: Y, para mirarse, para que más esta bien, pero ¿para mirarse que?
Utilizamos
un espejo cuando hay algo que no alcanzamos a ver directamente con nuestros ojos. No tenemos ojos en la nuca, por eso los
espejos retrovisores en el auto. No podemos vernos la cara por más bizcos que nos pongamos, por eso el espejo en el botiquín
del baño. ¿Se entiende?
Ahora bien, cuando nos referimos a lo espiritual también necesitamos espejos. La Biblia nos
dice que no hay nada más engañoso que el corazón humano, y que solemos confundirnos fácilmente. ¿Cómo hacemos, entonces,
para ver aquellas cosas ocultas en nuestros pensamientos y en nuestro corazón? Para esto, un "espejo" nos vendría fantástico.
LA PALABRA DE DIOS ES TU PRINCIPAL ESPEJO. Pero también pueden serlo las amistades sinceras, un hermano mayor
en la fe, un líder, un pastor, un buen libro y otras cosas que te permitan reflejarte y observar aquello que no ves por ti
mismo, con el propósito de comprobar en que estado estas.
Si un día te levantas y encuentras que los pelos de tu nariz
han crecido en forma descomunal y llegan hasta la pera ¿Que haces? Si te importa un poco la imagen que das, seguramente vas
a arreglar el problema antes de salir a la calle. De la misma manera, los espejos espirituales son buenos para mostrarnos
que no podemos ver por nosotros mismos. Pero no sirven de nada si después olvidamos que debemos arreglar de nuestro carácter
o personalidad. Eso es lo que dice la Biblia en Santiago 1.22 - 26; vale la pena leerlo.
BUSCA BUENOS ESPEJOS, esos
que no distorsionan la imagen. Refléjate en ellos, permite que la palabra de Dios te devuelva la imagen de tu corazón y tu
mente. Y cuando te muestren la realidad, pídele al Señor que te ayude a cambiar aquello que necesita arreglo.
Dios
te da el poder necesario para hacer cambios en tu vida. No lo dudes. El Espíritu Santo transformará tu persona poco a poco,
desde adentro hacia afuera.
Tener buenos amigos es posible. Para empezar, Jesús te pide pista para aterrizar en tu
corazón y ser tu amigo. El siempre estará acompañándote.
Deja que Dios obre en tu vida a través de su Espíritu, y
el mismo formara tu carácter y te dará los amigos que necesitas. También pondrá en tu camino a las personas que desea bendecir
por tu intermedio.
AMIGO O AMIGA DE DIOS Dios no va a obligarte a nada. Él espera que decidas, con libertad, entrar
en amistad con él por medio de Jesucristo.
Si quieres, puedes decírselo ahora mismo. Puedes decirlo con tus propias
palabras o leer la siguiente oración en voz alta:
Dios, quiero ser tu amigo. Sé que me amas y que Jesucristo dio su
vida por mí; desde hoy quiero verme como tú me ves y valorarme como tu lo haces. Te pido que formes mi persona por medio de
tu Espíritu Santo. Quiero que Jesús sea mi amigo y compañero para siempre, y quiero compartir su amistad con otros. ¡Gracias
por ser mi amigo!
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